miércoles, 12 de mayo de 2010

Anécdota de viaje

Hace dos meses, estuve en Noruega. Fue un viaje maravilloso y lleno de aventuras. Una de ellas me pasó cuando menos me lo esperaba. Estaba caminando durante un par de horas por un paisaje frio y un tanto melancólico y deseaba con todo el corazón poder ver las hermosas auroras boreales aunque sabía, debido al clima, que no sería para esa vez. Miré a lo lejos y vi dos ramas de árbol moviéndose y yo me puse contenta ya que creí que era la famosa “fata morgana” ,alucinaciones debido a la posición en la que uno se encuentra dentro del círculo polar. Lo que vi no era una alucinación sino un gran reno con unos enormes cuernos. Dicen que la suerte de ver uno así es muy remota, así que tomé todo el tiempo necesario para admíralo. Me acerqué sólo un poco y él también hizo lo mismo. Me tuve que agachar para que no se sintiera amenazado. No pude tocarlo pero nos miramos fijamente por un instante y creo que sintió mi alegría y mi respeto hacia él y yo sentí su seguridad ya que comprendió que yo respetaba su territorio. Después de un momento se fue a toda velocidad dando un grito que llenó todo el paisaje de vida. Me sentí segura y feliz y continué mi camino.

1 comentario:

  1. que suerte tuviste Omayra! Y que experiencia más bonita!!
    Son unos animales maravillosos...
    Quisiera viajar a Scandinavia, hace mucho tiempo estuve en Suecia en un camping pero no me acuerdo mucho porque era muy chica todavía.

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